lunes, 25 de febrero de 2008

Un mal sin cura

Desde hace mucho tiempo convivimos con nuestros hermanos haitianos y de alguna manera tanto se benefician ellos como nosotros con el comercio como ya todos conocemos.
Pero en nuestra frontera suceden muchas cosas además de comercializar y de las cuales uno ni cuentas se da. Comenzando con el mal que tenemos de tantos haitianos indocumentados en nuestras calles sin que el gobierno tome alguna medida definitiva contra esto, ya quien te vende los cocos de agua es un haitiano, quien te vende los jugos, también el cañero, el dulce de maní, los huevos hervidos, limpiabotas, tarjetas de llamadas en los semáforos, mujeres con niños en brazos pidiendo en los semáforos y en colmadotes, en fin si sigo no termino y nuestros gobernantes se hacen de la vista gorda ante una problemática tan grabe.
Pero esto no se queda ahí, recientemente hubo un problemas en Dajabón con unos ganaderos a quienes le sustrajeron unas vacas y las cruzaron para Haití y estos pistolas en mano las trajeron devuelta. Hoy leo en la prenda que una presunta banda de narcos haitianos secuestró a un dominicano a quien le exigen el pago de 10 millones de peso.
Espero no ser una voz en el desierto y que nuestros gobernantes tomen medidas YA para evitar que un día de estos pase lo que no debe pasar.

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